Pensamientos de una historia

octubre 01, 2017 Orfeo 0 Opiniones

Aquí estoy, de nuevo, enfrentándome a aquello que siempre me costó vencer, esperando que llegara aquel día en el que perdiese mi miedo a perder. He pasado toda mi vida superando aquellos obstáculos del camino que, en muchas ocasiones, llegaron a convertirse en mis mayores miedos. Ahora sé que el camino es la meta también y que no es, necesariamente, mi objetivo a vencer. Reconozco que lloré como todos, cuando algo se va, porque no pude asimilar que nadie te enseña los pasos a dar en un mundo que te obliga, cada día, a levantarte y caminar.  En su momento, no pude ver que tan solo somos caminos que suelen torcer y miles de complejos sueltos que debemos vencer.

He de advertiros que una cosa es lo que soy y otra, tan sólo, lo que muestro porque, en su momento, me demostraron que el peor enemigo es el que llevamos dentro. Llegué a preguntarle a todo el mundo para poder definirme a mí. Me duele lo que escribo porque también dediqué tiempo a quién ya no se acuerda de mí y porque tampoco me he entendido y comprendí que, eso, siempre será así.

A veces pienso que la vida es demasiado difícil para seguir. Intento creer que no es así, pero cuando me escucho, creo que es cómo decirle a un río que se pare y deje de fluir.
Quiero creer que ahora este es mi camino y nadie hará que mis ganas de seguir se sumerjan en el fin. Debo intentar luchar, pues eso, es lo que he querido transmitir.

Intento hacer frente a todo aquello que me demostró, en su día, que seguir no era lo que debía elegir. Busco la vía que me ayude a fingir que todo esto es lo que ansío conseguir.

Me gustaría terminar mi intervención con una cita que me obliga a cambiar mi mentalidad. Confucio decía: “La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada”.

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